Finalmente encontró su nombre en la lista. La habían
cambiado de clase, y ahora casi todos sus compañeros eran distintos. En cuanto
a sus profesores, no podía haber sido peor, su tutora era la profesora de francés
que tanto le había hecho sufrir el año pasado, humillándola delante de sus
compañeros, haciéndola sentir como si fuese basura, acusándola de muchas
barbaridades sin fundamentos y haciendo que sus compañeros se alejasen aun más
de ella.
Suspiró y se dirigió al tercer piso donde estaría su nueva
aula.
Ya estaban allí la mayoría de los alumnos. Se llevó una
ingrata sorpresa cuando oyó una inconfundible voz detrás suya:
-¡Anda, qué suerte Ashley, volvemos a caer en la misma
clase! Parece que al final, vamos a estar unidos por el destino y todo.
Un coro de risas estridentes siguió al saludo de Alan.
Alan, era, junto con sus brutos y patéticos esbirros, una de
las personas que más repulsión le producían a Ash. Esto se debía a que desde
que comenzó 1º de ESO, tres años atrás, habían estado incordiándola y
haciéndole la vida lo más imposible que podían, llegando al punto de haber
fingido ser golpeados por ella, lo que casi provoca una falta muy grave en su
ya sucio expediente, o, peor aun, otra expulsión, que tan solo fue evitada gracias
a las protestas que presentaron sus dos amigos, junto con algún profesor, ante
el director.
-Sí, sería posible si no fuese porque eres patético y el
destino no puede ser tan estúpido.
Ash pronunció estás palabras en un tono medio de voz, pero
con la suficiente claridad para que el resto de jóvenes silenciaran
temporalmente sus conversaciones para meter cizaña con los típicos comentarios
“Anda, lo qué te ha dicho, yo que tú le pegaba una paliza” ó “Esto en mi pueblo
es pelea”.
Alan no parecía de ninguna manera amedrentado, al contrario,
parecía que estaba desfrutando con el corro que se había formado a su
alrededor. Sin embargo, cuando se disponía a responder, sonó la campana y Ash,
rápida, aprovechó para escabullirse hacía dentro de la clase. Se sentó, como
era su costumbre, en un pupitre vacío al fondo del aula.
Segundos después la profesora entró en clase y se hizo un
total silencio. Tras recorrer dos veces el pasillo mirando fijamente a cada uno
de los alumnos que componían la clase C de 4º de ESO, se subió a la tarima y
sin más preámbulos comenzó a realizar cambios de sitio.
Ash ya se temía que la llevarían a los primeros asientos,
pero fue peor de lo que se esperaba: primera fila, detrás suya Alan, a su
izquierda un chico que no conocía y a la derecha una chica llamada Melanie, que
estaba en su clase el año pasado. Esto último le agradó un poco pues estas
compañeras no tenían mucha relación, pero las pocas palabras que habían intercambiado
no habían sido hostiles.
Comenzó el discurso de todos los años. Siempre era lo mismo.
Cada profesor lo contaba de una manera, unos utilizaban unas palabras más
duras, y otros más suaves y amables, pero venía a significar exactamente lo
mismo. Advertencias. Advertencias y consejos sobre como afrontar el curso,
sobre lo que ocurre si no respetas las normas al pie de la letra, y también
advertencias sobre la importancia de estudiar y de no abandonar ninguna
asignatura.
Ash odiaba estos discursos, eran insoportables, sabía
perfectamente cuales eran las normas, al igual que todos sus compañeros, por
eso detestaba que las repitiesen. Lo mismo ocurría con el resto de consejos. Le
parecían inútiles, innecesarios, pérdidas de tiempo, y ella no aguantaba lo innecesario.
También eran innecesarios e insoportables los toquecitos en la silla de Alan.
Pintaba que ese curso no iba a ser muy agradable.
Ohh lucia;D contii contii contii!
ResponderEliminarMe flipaa!
Muchas gracias! espero que cada vez se ponga más interesante:3
ResponderEliminary así fue más o menos (en el ultimo parrafo) como empecé yo el curso pasado, solo que en vez de ser alan, era abel.... pobre ash....
ResponderEliminarJajajajajaja, dios, que bueno Luna xDDDDDDDD
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