La clase ya estaba empezando cuando Ash entró. Ocupó su
sitio y se sorprendió al ver que el asiento de Cristian permanecía vacío. En
cambio, Melanie estaba ya sentada. Ash observó que Melanie se había dejado el
pelo suelto, que le caía en tirabuzones rubios sobre sus delicados hombros.
Llevaba sus gafas marrones, que al bajar la cabeza le resbalaban sobre la
nariz. Alzó la vista y saludó con una leve sonrisa a Ash.
Pasaron las horas, y llegó el recreo. El recreo era la media
hora del día que Ash más disfrutaba. Siempre era igual y a la vez distinto.
Igual porque siempre lo pasaba junto a sus amigos, o bien en un rincón del
patio o bien en una mesa apartada en la cafetería, y distinto porque cada día
las conversaciones eran únicas y tenían algo de especial.
Los tres amigos estaban sentados en las escaleras que daban
a la salida de emergencias.
Angela y Jeremy le estaban contando a Ash las novedades:
-Por cierto, Ash… este año no vamos a poder volvernos juntos
a casa. Es un rollo, pero es que al estar en bachillerato tenemos que quedarnos
una hora más, y además los martes y los jueves Angy y yo vamos a comer en el bar
de enfrente, para venir también por la tarde. Es para recuperar las asignaturas
del año pasado… nunca perdonaré a ese maldito profesor de matemáticas. ¡Me
tenía manía!
A Ashley se le ensombreció el rostro. Intento mantener la
sonrisa mientras le quitaba importancia al asunto, pero ambos amigos la
conocían demasiado bien como para saber como se sentía.
-Vamos,, Ash… tampoco es para tanto, no te preocupes que
todo seguirá siendo como siempre, estaremos juntos en los cambios de clase, en
el recreo, y los viernes y sábados que vayamos a dar una vuelta.
Tras decir estas palabras, Jeremy y Angela la abrazaron, al
grito de “Abrazo fuerte”. Cada vez que él la abrazaba, Ash sentía como el
tiempo se paraba. Se inundaba del aroma suave y a la vez intenso del perfume del
muchacho, y se concentraba en cada uno de los milímetros de su piel que estaban
en contacto con la suya, y, horas después, seguía recreando en su mente ese
pequeño gesto de cariño.
Sonó la campana, y todos volvieron a las clases. Al salir, Ash
pensó en quedarse a esperar a sus compañeros, al fin y al cabo, una hora no le
importaba demasiado. En su casa le echarían una reprimenda, pero hacía mucho
tiempo que éstas habían dejado de importarle lo más mínimo. Al momento desechó
la idea debido a que era martes, y, furiosa con el mundo entero, salió del
instituto.
Estaba lloviendo, pero a Isa no le molestaba la lluvia.
De pequeña, las abundantes tardes de primavera que llovía en
Wellow, se escapaba al parque de al lado de su casa, y se ponía a jugar en los
columpios. Los días soleados, el parque estaba repleto de niños y niñas de su
edad, y no la dejaban divertirse, por eso, prefería ir sola.
A pesar de los años que habían pasado, seguía disfrutando de
la lluvia y de la soledad en el parque. Solía ir cuando se sentía triste o
enfadada. Y este era uno de esos momentos.
La forma de escribir es perfecta, pero todavia no has conseguido que me enganche del todo. Por lo demás está perfecto :)
ResponderEliminarMuchas gracias por tu sinceridad:D
ResponderEliminarIntentaré mejorar con los siguentes capítulos.
Oh, muchísimas gracias Mar!! Me alegro de que te guste. Ahora mismo veo tu blog:)
ResponderEliminarjiji :3 Lú me encantaría que fueran un poco más largos *OOO* es que se me hacen cortos xd
ResponderEliminares que en una encuesta que hice salió que en general la gente prefiere capítulos cortos, por eso son tan minis x)
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